A Roald Dahl lo descubrí tarde en mi vida, probablemente en
el mejor momento.
Solo sé que fui devorando uno a uno todos sus libros para
luego compartirlos con mis hijos.
No recuerdo muy bien como entró en mi vida.
En esos momentos es cuando uno se da cuenta que no hay
fronteras para la literatura infantil y juvenil, que Roald Dahl es uno de los
grandes.
Me encantó su estilo sencillo y bien pulido, sus historias
tan visuales (no es de extrañar que se hayan luego llevado a la gran pantalla) y
su humor.
Su humor. Admiro su humor, del que tanto carezco, y por
ello, me he tomado la libertad de rendirle un pequeño homenaje en mi primer
libro, En la Calle mayor.
*Guiño a la Trunchbull, con la señorita Pía, aunque esta es
tan delgada como seca.
*El libro Charlie y la fábrica de chocolate que aparece
tanto en la biblioteca de Sue, como en la tienda de la señora Mel.
*La señora Mel mencionando al gran Dahl “el que sabe cómo
hay que hablarle a los niños”.
*Set es un arándano; pequeño guiño al chicle de arándanos en
Charlie y la fábrica de chocolate.
Aprovecho para comentar que a lo largo del mes de mayo, la
biblioteca de Hondarribia y el colegio Talaia han organizado en Arma Plaza, una
increíble exposición sobre Roadl Dahl aprovechando el centenario de su
nacimiento. Las fotos de este post han sido tomadas de la exposición.
FELICIDADES POR LA INICIATIVA, POR EL TRABAJO, LA ILUSIÓN Y
EL GRANDÍSIMO RESULTADO.
MIL GRACIAS por hacernos llegar la magia de Dahl.